Desde el punto de vista paisajístico, el espacio tradicionalmente conocido como Bardenas es más amplio que el delimitado bajo la denominación de Bardenas Reales de Navarra, y abarca también territorio Aragón. Los suelos se componen de arcillas, yesos y areniscas que han sido erosionados por el agua y el viento, creando formas sorprendentes, entre las que destacan los barrancos, las mesetas de estructura tabular y los cerros solitarios, llamados cabezos. Las Bardenas carecen de núcleos urbanos, su vegetación es muy escasa y las múltiples corrientes de agua que surcan el territorio tienen un caudal marcadamente irregular, permaneciendo secos la mayor parte del año. La altitud oscila entre los 280 y los 659 m s. n. m. Las Bardenas se sitúan en un punto equidistante entre la cordillera Pirenaica y la Ibérica.

Las Bardenas Reales, antigua posesión real, no forman parte de ningún término municipal. Históricamente, la posesión de las tierras fue de la corona y su explotación, aprovechamiento y beneficio fue concedida a un grupo de entes jurídicos navarros denominados «congozantes», cuyo número desde finales del siglo xvii quedó fijado en 22, entre los que hay 19 municipios, dos valles y un monasterio. Todos ellos forman la Comunidad de Bardenas Reales, una entidad de derecho público encargada de la titularidad y aprovechamiento del paraje.